25 de noviembre: Ni una menos, vivas y libres nos queremos.
El 25 de noviembre no es un día cualquiera. Es una fecha que nos recuerda una realidad dolorosa pero urgente: la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo.
Este día se conmemora en honor a las hermanas Mirabal, tres mujeres dominicanas —Patria, Minerva y María Teresa— brutalmente asesinadas en 1960 por su activismo político contra la dictadura de Trujillo. Su coraje se convirtió en símbolo de resistencia y en el origen de esta jornada mundial de denuncia y acción.
Cada 25 de noviembre alzamos la voz por ellas, por las que ya no están, y por todas las que aún viven bajo la sombra del miedo. Porque la violencia machista no son solo los golpes: también son los insultos, el control, las humillaciones, las violaciones, la trata, los matrimonios forzados o la desigualdad que perpetúa el silencio y la impunidad.
En nuestras calles, en nuestras casas, en los centros de trabajo o en los espacios digitales: la violencia de género tiene mil formas, y todas deben ser combatidas con educación, justicia y compromiso social.
Decir “basta” no es suficiente. Es necesario prevenir, proteger y reparar. Es urgente educar en igualdad desde la infancia, garantizar recursos para las víctimas y exigir responsabilidad a quienes miran hacia otro lado.
El 25 de noviembre no es solo una fecha para vestir de morado; es un recordatorio de que la igualdad real aún no se ha alcanzado, y de que la lucha feminista sigue siendo esencial para construir un mundo justo, libre y seguro para todas.